domingo, 12 de noviembre de 2023

el duelo de la libertad

 Hacía tiempo que no entraba a escribir al blog, y me gustó el título de esta entrada, recordé, salvando las distancias del mal uso que se le está dando a la palbra "libertad" en este momento en el país , el motivo del título. Estaba por jubilarme en la escuela. Y tenía una sensación de que a pesar del maltrato de las autoridades, del ninguneo, del desprecio por el trabajo y el estudio de las personas, en fin, de las ganas de salir de ahi de una vez por todas, iba a extrañar todo eso, digo, algo asi, sin saber demasiado del tema, que le dicen síndrome de Estocolmo, no?. 

Mis años en la escuela, tuvieron algunas luces de gratitud, pocas, importantes en mi vida personal, no en la profesional. Alli conocí a un gran amigo, alli conocí a J que me acompaña en la vida desde hace ya  16 años, cosa impensada para una persona descomunalmente desorganizada y renegada de las relaciones como era yo, o como sigo siendo, más allá de los cachetazos de la vida por llevarte a buen puerto, jaja. El amor todo lo puede, simplemente de eso se trata. 

Por lo demás, mi vida como docente alli, no fue muy larga, ya que no puedo decir que los compañeros docentes fueron maravillosos, que cuando mi jefa de física se jubiló quede a merced de las y los pobres ridículos que piensan que un cargo docentes los hace dueños del mundo, y allí me fueron desplazando,humillando, a pesar de tener tantos años de estudio y capacidad real , vas quedando relegada por los idiotas, por autoridades y colegas, donde todos tienen miedo a sacar la cara por alguien, donde los unicos que sacaron la cara por mi, fueron E y J, los de fierro, que ya mencioné antes, y me llevaron al departamento de computación, a "rehacer" mi vida, por asi decirlo, como se dicen en estos casos, reconvertirme a programadora, con toda la carga de insatisfacción, de llanto, y de malestar, que gracias al rápido paso del tiempo y a las tareas demandantes y la necesidad de incorporar nuevos conocimientos, pasaron pronto, hasta que nuestro jefe de taller partió sumido en el estress y la lucha inutil contra la idiotez, que antes mencioné, hacia otros universos, y nos dejó en manos de más ridículos enemigos, asi que lo inofensivo que puede parecer trabajar en una escuela, ya sea como docente, o como programadora en el laboratorio, puede convertirse en un infierno. 

Asi que la pandemia puso la frutilla sobre el postre, y las tareas pasaron a ser sumamente humillantes, como quedarme de pie en la puerta de un aula mirando a los chicos que recibían clases de otra profe, que no me daba ningun lugar, ni siquiera una silla, o escanear documentación que hacia poco tiempo estaba totalmente sistematizada por nosotros, en un sistema destruido y reemplazado , donde nuevamente se hacían las estadísticas a mano. Humillante si, desde todo punto de vista, deseando dejar esa prisión pero resistiendo, para poder jubilarme lo antes posible. Lo logre, y como decía al principio, temiendo extrañar el maltrato, la discriminación por no se qué pudo ser, y el desprecio. 

Por eso, cuando vi que solo estaba el título, el duelo de la libertad, pensé, si, es un duelo, hoy, que ya pasó mas de un año, sigue siendo, es un estigma, un tema dificil sentir que no soy las jubiladas de la tele, que están hechas mierda y van a hacer la cola al banco, o las del aquagym, y tener que decir, soy jubilada, conseguirme clases en la facu para elevar mi autoestima, sentir que hay gente que puede tratarme bien , seguir haciendo deporte, nadando a diario, andando en bici, sintiendo todo lo contrario a lo que esa fatídica palabra representa, y tener que cargar con ella de todos modos. Se hace duro, pero es un lindo duelo sin embargo, pensando que me liberé de todo aquello que me hacia sentir un bicho, ya en los últimos tiempos, sin exagerar, algo asi como el hombre, o en mi caso la mujer, elefante, o el jorobado, o la jorobada, de Notre Dame, si, un monstruo, que logró salir de la torre, si, que sigue luchando para permanecer en el sistema, de otro modo,pertenecer, tiene sus privilegios, y no tantos, jeje. Todo, todo es relativo.

jueves, 30 de julio de 2020

viaje a Esquel parte 4

Llegó el temido "último día en Esquel", en realidad nos iríamos a la mañana siguiente, ultra temprano, para manejar con "la fresca", y haciendo corta la despedida de la tía.
El plan del día fué algo incierto y modificado, asi que fuimos al centro a comprar algunos alimentos y a cargar nafta para salir al día siguiente, y volvimos a almorzar con la tía, y luego si, cargamos esta vez solo el equipo de mate en el auto, y nos fuimos  a conocer la parte sur del parque.
Completamente diferente al paseo del día anterior, entramos en dos senderos, y en territorio del "Choconcito", una central termoeléctrica en ruinas, aquí el cartel


antiguamente auxiliar de la represa de Futaleufú, que luego visitaríamos.
Lo que me pareció fabuloso fué la cantidad de manzanos que había en las ruinas. Parece que los obreros tiraban allí las semillas y crecieron un montón.
Luego enfilamos para la represa, el camino, sinuoso!


y bueno , se llega  a un largo puente sobre el rio.. y alli, el modelo de pasarela...

y nuestro fiel compañero de viaje, que no será una 4x4 pero nos llevó sin protestar...


y ese camino, después bajando por los distintos niveles, debo decir, que si bien la represa resulta imponente, prefiero el paisaje natural.


Y durante la bajada tomamos unos mates, y el día terminó en Trevelin,un pueblo de galeses, en una típica y turística casa de té, compartiendo  con primas y tía de Juan. No tomé fotos ahi, comimos cosas ricas, en nuestros últimos paseos por Esquel , compartimos todo y charlamos. Estuvo muy bueno, y a la vuelta en casa de la tía, a cargar el auto para salir muy temprano al día siguiente, hermoso Esquel, espero volver pronto!


En el viaje de vuelta, cambiamos el recorrido respecto del de ida, y volvimos por la ruta de los 7 lagos, a mi me gustó más, aunque había muchas curvas cerradas. Paramos a comer en una plaza en un pueblo que se llama Dina Huapi, y viajamos en dos partes, tal como habíamos hecho a la ida, haciendo noche en Plottier, en Neuquén. Esta vez fuimos a un hotel sencillo, donde daban ganas de pasar otro día, con un desayuno buenísimo y super limpio y tranquilo. Me gustó mucho el lugar. Cruzamos ciudades como Neuquén, Villa Regina, General Roca en Río Negro... y luego si, en Gral Conesa, tomamos la misma ruta que a la ida, luego Bahía Blanca y por fin a Sierra, cansados pero contentos.




martes, 21 de julio de 2020

viaje a Esquel parte 3

En nuestros dos últimos días en Esquel, decidimos visitar el Parque Nacional Los Alerces.  

No se distingue muy bien en el mapa , pero hay 3 areas en el parque, que está a unos 30 min en auto desde Esquel.  Nosotros pudimos visitar sólo 2: la centro y la sur.
En nuestro 2do día completo  en Esquel, fuimos al area central, la que insume más tiempo. Como siempre, despues del desayuno salimos preparados para pasar el día, lo que llevamos en el auto: heladerita pequeña, con queso, jamón, tomate y alguna fruta, pan, equipo de mate y galletitas, agua, buzos x si refresca, y creo que nada más, siempre hay que salir con sombrero y protector solar, eso es norma en verano. 

En la primera etapa , quiero decir, antes del almuerzo, visitamos dos sectores, uno el de las pinturas rupestres, que culmina en un mirador . El camino es soñado de flores y vegetación de todo tipo.

Liutos, podría ser plaga por la cantidad que encontramos, no lo se....hermosa flor

Rosa mosqueta, es plaga, bellísima pero crece sin parar

Desde el mirador vimos este paisaje espectacular, con nieves en los picos, a pesar del pleno enero


Fué una hermosa caminata. Al llegar a la zona de Villa Futalaufquen, siempre dentro del Parque Nacional, vimos , debo decirlo, baños en no muy buen estado para los visitantes, y más allá de eso, siempre un paisaje espléndido. El estómago llamaba desesperadamente para el picnic, y buscamos un lugar donde tirar una lonita y comer, pero el viento era tan terrible que no hubo forma de quedarnos fuera del auto, parecido a lo que había ocurrido el día anterior en Nahuel Pan, asi que tuvimos que comer adentro del auto nuevamente, ya que sin dudas, en esta zona, el viento es el que manda.
Despues si, bajamos a una playita, del gran lago Futalaufquen (se puede ver en el mapa)

Caminamos un rato ahi, es realmente bellísima, pero siempre llevados por fuertes vientos, no es lo mismo, y sin opción a meterse al lago por la temperatura del agua en pleno enero. Seguimos hacia el norte, por la mano izquierda, hasta encontrar otra playa, el camino parecía una montaña rusa, sube y baja constantemente, y como siempre, uno manejando a la ida y otro a la vuelta, los dos pudimos disfrutar de los saltos del camino, no muy seguros de que el pobre auto lo soportara, ya que el terreno parece mucho más apto para una 4x4  que para un pobre modelo 2002... pero se la aguantó como un rey. Decía que al llegar a esa nueva playa, se nos terminó el camino, asi que no era el que pensábamos ya que íbamos rumbo a la Pasarela del rio Arrayanes. Así que volvimos y retomamos hacia el norte, pero por el lado derecho del lago. Vale la pena sin dudarlo que uno maneje a la ida y el otro a la vuelta, en el recorrido bordeando el lago, ya que el paisaje es digno de prestarle atención, y las dos cosas, concentración al volante y disfrute del paisaje no  pueden ser simultáneas. El camino esta vez fué el correcto pero debido a los vientos la mayor parte de los atractivos del parque estaban cerrados, asi que no habría opción , no veríamos ni la pasarela ni el alerce milenario, del que tanto nos habían hablado.  Será para otro viaje. 
A la vuelta, paramos en el camino de bajada a tomar mate, siempre dentro del auto, y asi, volvimos al centro de Esquel casi de noche, allí a buscar una heladería porque estábamos invitados a cenar en lo de la prima de Juan, y nos resultó difícil encontrar una, aunque fué con éxito. Una muy buena jornada . Una pena disponer de tan poco tiempo ya que al correr de los días dan más ganas de quedarse, pero Sierra también nos esperaba para disfrutar los días finales de las vacaciones de verano y es un lugar donde me gusta mucho estar.

jueves, 2 de julio de 2020

viaje a esquel parte 2

Ya bien dormidos, el segundo día en Esquel amaneció cálido pero no exagerado, seguimos las recomendaciones de la prima, y decidimos ir a conocer la Trochita (Viejo Expreso Patagónico), un tren hoy turístico pero que hizo lo suyo en otra época. Hay que decir que desde hace tiempo los ferrocarriles en Argentina no pasan por su época de oro, la Trochita que hacìa un recorrido desde Ingeniero Jacobacci a Esquel, ahora hace salidas diarias muy cortas, desde Esquel a Nahuel Pan, o desde El Maiten, otro recorrido. Nosotros fuimos a la estación Esquel a las 11:00 ver la salida , y pensábamos ir a ver su llegada a Nahuel Pan a las 13:00, pero nos equivocamos el horario, y como en el interín visitamos la oficina de turismo, allí se encargaron de encaminarnos, y resultó que a las 13:00 ya estaría de vuelta en Esquel, o sea, en 2 hs hace el recorrido completo,  ida y vuelta.  
Con lo cual, decidimos hacer  un poco de tiempo por el centro de Esquel, vecino a la oficina de turismo, y luego volvimos a la estación a ver la llegada del tren, y quedarnos un rato más para poder subir y ver los vagones. El pasaje para hacer ese pequeño recorrido es bastante caro, y decidimos no tomarlo, sino visitar el tren a su regreso. Pareciera que está diseñado solo para turistas extranjeros , no para turistas argentinos, y digámoslo, casi gasoleros.


En el mapa se puede ver parte del recorrido que hicimos, desde Villa Ayelén que es el barrio donde nos  hospedamos, hasta la  estación Esquel de la Trochita, y luego la laguna la Zeta.
Voy a detenerme primero en la Trochita, y luego seguimos el recorrido.

desde Villa Ayelén, a La Trochita, y de ahí a laguna La Zeta

En el interín entre la salida y la vuelta de la Trochita  a la estación Esquel, fuimos a la oficina de turismo, allí nos advirtieron de las zonas donde no se puede estacionar, y como es habitual, los lugares para visitar. Como íbamos a estar solo 3 días, estábamos algo acotados, pero el parque nacional lo teníamos planificado para el día siguiente, y es lo que se dice, el "plato fuerte" de Esquel. 
Caminamos luego un par de cuadras por el centro, debo decir que el centro me decepcionó bastante, ya que esperaba algo más, me resultó algo depresivo y con poca variedad de negocios, aunque más pequeño, el centro de Sierra de la Ventana me resulta más atractivo, o será que estoy acostumbrada. Tanto uno como otro, estos "centros" no tienen demasiada cabida para los jóvenes o para comer algo en algún restaurante lindo, hay poca oferta. De todos modos el objetivo del turista no es ir al centro, pero no están pensados para la noche. 
De vuelta en la estación, esperamos un rato el tren, y había bastante gente, algunos como nosotros, que querían subir y ver cómo era, y otros que ya estaban esperando para el siguiente viaje, creo que hay dos salidas diarias.

Otra cosa que vimos, antes de que parara el tren en la estación, fué el cambio de vías, desengancharon la locomotora y la engancharon en el otro extremo del tren, ya que debe estar listo para salir en su segundo viaje hacia Nahuel Pan, fué muy lindo ver el procedimiento y no pareció tan simple. 
Una vez detenido el tren, pudimos subir, unos minutos, vimos los vagones por dentro, son unos 3 coches y el comedor, al que no pudimos acceder. En una clase los asientos de madera, en otra de cuero, y con una salamandra , super importante en el sur, cuando los fríos acechan. 

La Trochita llegando a la estación Esquel, desde Nahuel Pan

 
hay salamandra en todas las clases, esta es la de asientos de madera



aca, en la clase de asientos de cuero, tambien hay salamandra
Luego de recorrer el tren y sacar unas cuantas fotos, ya algo hambrientos, fuimos a Laguna la Zeta, un lugar que como se puede ver en el mapa no está tan lejos, llevábamos nuestras provisiones, heladerita con queso, tomate y frutas, y pan, para los sanguchitos y termo siempre para el posible mate. 
Para llegar a laguna la Zeta, se necesita gran concentración al volante. Nosotros no se si ya lo dije, J manejó en la subida y yo en la bajada. ¿Por qué se llama la Zeta? . Es simple, por todos los zigzags que tiene ese camino, las curvas tan cerradas que no se sabe que es lo que vendrá del otro lado. Pero el paisaje florido de verano, y luego la vista de la laguna, bien valen la pena. 

En la laguna fué complicado. Buscamos algún lugar reparado para tirarnos con la lonita a comer algo, y el viento era tan tremendo que no lo hallamos, y finalmente decidimos quedarnos en un punto cerca de una playita de arena, donde pensamos que podríamos estar, pero fué arena lo que más comimos. Estuvimos allí un rato, muy poca gente se veía, y ya se sentía fresco. La falta de previsión  hizo que no nos pusiéramos abrigo al bajar del auto pero la verdad es que lo necesitábamos. De todos modos, la comida vino muy bien, y gracias a la tía que a la mañana siempre nos agregaba algún tomate o fruta a nuestra modesta vianda. En cuanto pudimos, fuimos al auto, dejamos las cosas , y nos abrigamos, y caminamos un  poco por un bosque de coníferas. 


Y luego, al emprender el regreso, o la bajada zigzagueante, paramos en uno de los miradores, a tomar la panorámica de Esquel.


Ya en la ciudad hicimos un par de compras en el supermercado, y nos decidimos por el mate en Nahuel Pan, a unos 18km de Esquel, que es la estación hasta donde llega la Trochita desde Esquel. Medio perdidos por la deficiente señalización del camino, llegamos. Es un pequeño pueblo mapuche, hay allí  una feria de artesanos pero a la hora que nosotros fuimos el silencio era absoluto e imponente, en medio del viento patagónico. La feria solamente en el horario en que llega la Trochita, o sea al mediodía, luego todos se retiran.  Encontramos estos vagones abandonados, y las casitas de los pobladores. Debido al  viento y la falta de reparo para sentarnos en algún lado tuvimos que tomar mate en el auto, y asi terminó nuestro primer día de paseo en Esquel. Y a la noche, ver a la tía, contarle el paseo y cenar los tres juntos en su casa. 







viernes, 26 de junio de 2020

viaje a Esquel parte 1

Un viaje discutido durante el año, para visitar a la tia y a la prima de Juan que viven en Esquel, lo pensamos, ir en verano desde Sierra de la Ventana, nuestro lugar en el mundo, utilizando unos días de las vacaciones allí para conocer otros lugares del sur argentino, en auto, o, lo más fácil, ir en avión en las vacaciones de invierno 2020. Esta última opción tiene una buena y una mala, la buena es que no hay que manejar tantas horas hasta allá, y llegás rápido, y la mala, es que una vez allá quedás dependiente de alguien que te lleve a conocer, o a merced de la posibilidad de algún transporte público. Finalmente nos decidimos a mediados de enero, a permanecer 3 días allá, en lo de la tía,  viajando en dos etapas a la ida y en dos etapas a la vuelta, manejando entre los dos. La idea de Juan en este caso, de la que dudé ya que sería nuestra primera travesía tan larga en auto, vista ahora en la distancia temporal, fué fantástica, ya que ahora llevamos dos meses de cuarentena debida al covid19, y quién sabe cuándo volveremos a la vida "normal", cuándo volveremos a viajar a Sierra,a salir a andar en bici, a sentarnos en un parque a ver los patitos, no se... ya se está haciendo difícil, y si esperábamos algo de las vacaciones de invierno, habría sido una gran frustración, ya que para ese momento estaremos aun recluídos en Buenos Aires.  Pero, como dijo un personaje de una película que vi hace poco, "vamos a lo que vamos", y con esto comenzaré a contar el viaje: El plan, y el camino que tomamos fué el siguiente:

Desde Sierra de la Ventanay aprox unas 8 hs hasta llegar a Trelew, donde pasaríamos la noche, y otras 8 desde ahi a Esquel.  Salimos bien tempranito de Sierra , en ayunas, y tomamos mate en una estación de servicio de Bahía Blanca. Este fué , como dije, nuestro primer viaje de más de 8 hs en auto, asi que fuimos cuidadosamente con el gps, que debo decir que nos sirvió bastante, ya que en zonas donde no hay señal el gps del celular, que es más completo, no funciona. 
Un tema no menor que tengo que comentar, es el control fitosanitario. Entre Bahía Blanca y Gral. Conesa,  está el puesto de control, que es esto, no se pueden llevar alimentos frescos al sur, para no ingresar contaminación, ya que la Patagonia es un área protegida de plagas agrícolas. Esto significa, no frutas para el camino, no sanguchito, heladerita vacía, nada de nada, asi que teníamos algo para el mate, que comimos antes de pasar por el control, y el almuerzo, lo tendríamos que comprar, pasado el mismo.  Salimos airosos del tema, debo decir que estaban muy relajados ese día los controladores, ya que miraron si llevábamos algún alimento en el baúl y en la heladerita, pero no hicieron la fumigación del auto, que teníamos prevista. 

La 3ra parada, incluida la del control, fué Gral. Conesa, ya en Río Negro, llegamos al mediodía, no saqué fotos, pero me quedé con ganas ya que me resultó un lindo lugar, un pueblo de lo más chico, aunque tiene hospital, lo que les dá un plus a sus habitantes. Hacía muchísimo calor cuando bajamos del auto, lo dejamos a la sombra de un árbol de la plaza, y emprendimos un camino de 2 cuadras, para comprar tomates, duraznos, bananas, jamón, queso y pan, nuestro almuerzo de viajes y volvimos a la plaza a sentarnos en un banco rojo a comer. Qué placentero el momento en esa plaza, me hizo acordar a la plaza de Saldungaray, por lo extremadamente tranquila, pero a la vez, hay que decir que la mayoría de los pueblos son igual, una plaza y alrededor, iglesia, municipalidad, escuela... no hay mucha imaginación. Parece que hay una playita también, pero no quisimos ir para no perder más tiempo, ya que estaba calculado llegar a Trelew alrededor de las 19 hs.  

El siguiente tramo, fué de Gral. Conesa a Puerto Madryn, donde hicimos una parada turística, conocimos la que estimo es la playa más populosa del lugar, y nos sentamos en una parecita a tomar mate. Estuvo muy lindo, también un rato corto, pero con la idea de volver en distintas épocas del año se pueden ver las ballenas y los pinguinos. Veremos que nos depara el siguiente verano, como dije al principio, el covid19 nos mantiene en incertidumbre acerca de las vacaciones. 

acá vaciando el mate

la playa populosa de madryn, no se el nombre, al fondo el muelle

Al salir de Madryn, y al menos yo, planificando el siguiente viaje, enfilamos a Trelew, que es cerca, donde teníamos una reserva en un lugar sobre la ruta para pasar la noche y luego seguir temprano al día siguiente. Fué realmente una mala elección, a veces la falta de conocimiento del lugar ayuda a seleccionar mal. Eran unas habitaciones con cocina y baño, pequeños monoambientes al borde de la ruta, pensamos que para pasar la noche estaría bien, pero me resultó sucio y muy desagradable el dueño que al darnos las llave intentó cobrarnos aparte las toallas, aunque no lo logró, pero fue un mal comienzo, sumándole que se inundaba la ducha. Algo bueno tuvo el lugar, y fué estar frente al Chubut Shopping Center, un shopping modesto, pero que nos permitió comprar en el supermercado algunas provisiones para el desayuno y el almuerzo del día siguiente, y cenar en el patio de comidas una muy modesta pizza, lindos negocios había para ir con mas tiempo y ver la ropa. 
A la mañana salimos super temprano ya que no daban ganas de quedarse allí,  algo perdidos para encontrar la continuación de la ruta hacia Esquel aun con el gps, pero logramos continuar, parar bastante más adelante a tomar mate y comunicarnos con la prima de Juan, quien nos advirtió que vendría un tramo de ripio, que estaba la ruta en reparación y habría que desviar, y que iba a ser simil "lejano oeste". Efectivamente , un tramo donde tuvimos que ir a muy baja velocidad y atentos, aquí  algunas muestras

Estuvo de todos modos bien el tramo, pero fué largo. Finalmente pasamos por una estación de servicio y puesto del ACA, Los Altares. El lugar es famoso por sus sandwiches de pan casero, compramos uno para compartir y yo le saqué el jamón a mi parte ya que vienen de jamón y queso. Por suerte teníamos provisiones que habíamos comprado en el shopping la noche anterior y almorzamos unos sandwiches de queso sentados en el pasto con otra gente que pasaba por ahí en un micro de tour. El barcito de la estación estaba colmado de gente, y en otros lugares el calor apretaba mucho, asi que lo único que quedaba era tirarse en el pasto a comer. 
Una última parada para cargar agua para el mate fué Tecka, ahi terminamos el largo tramo de la ruta 25 y tomamos la famosa ruta 40, que lleva no solo a Esquel sino a Bariloche y demás centros turísticos argentinos del esquí y la nieve. En la estación de Tecka eran casi todos chilenos, está muy cerca de la cordillera de los Andes y la frontera con Chile. 
El mate fué por primera vez en nuestros viajes un compañero inseparable. En general los viajes más largos que hacemos son desde Buenos Aires a Sierra de la Ventana, donde le ponemos entre 7 y 8 horas, dependiendo de cuantas paradas hagamos para ir al baño, cargar combustible y comer algo. En esos casos el mate puede esperar pero este viaje, nuevo para nosotros, y tan largo, con tramos de calor extremo, nos pedía líquido constantemente y ánimo para seguir manejando. 
A Esquel arrivamos a la tardecita, como para merendar, lo que hicimos en casa de la prima de Juan, que es locutora, y me sorprendí al ver que los locutores siguen siéndolo en su vida particular, ya que estimo no deben poder volver a "la otra voz" con tanta facilidad. Luego, sirviéndonos de guía con su auto delante del nuestro nos llevó a casa de su mamá, adonde nos quedaríamos por 3 días. Nos encontramos entonces en un complejo de casitas para gente mayor de 60 años, muy confortables y diseñadas especialmente para adicionarle si fuera necesario, elementos para discapacidad. Un proyecto interesante, donde los mayores no están viviendo en casa de familiares, mantienen su independencia y se hacen amigos, crean en algunos casos, una nueva familia, donde lo bueno son los intereses comunes y las actividades de la misma generación. Algo muy positivo que no está muy desarrollado en nuestro país. La tía de Juan, como lo esperábamos, intentó darnos de comer como si no tuviésemos fondo, pero por suerte ,ya con nuestra experiencia anterior con familiares en Galicia, hace unos 10 años, pudimos frenar rápidamente, explicando que durante el día iríamos a conocer el lugar y saldríamos con nuestra heladerita y termo , lo comprendió y eso si, para la cena nos reencontrábamos , lo mismo que el desayuno. En la siguiente entrada trataré de resumir los paseos que hicimos en esos días: fuimos a ver la Trochita, Nahuel Pan, y durante dos días al Parque Nacional Los Alerces, que es tan enorme que no alcanza un día para visitarlo.